miércoles, 16 de septiembre de 2009

A empezar a acostumbrarse

Con el cuchillo entre los dientes, Independiente se llevaba un valioso empate frente a Estudiantes en la cancha de Quilmes, pero faltando cinco minutos aproximadamente para que finalice el partido, el “Pincha”, a través de Juán Díaz, se llevó la merecida victoria y le ganó 2 a 1 al conjunto de Avellaneda.
El resultado no es del todo confiable, ya que el elenco de La Plata hizo mucho más que su rival y debió ganarlo sin esperar hasta los últimos minutos de juego. Sin embargo, los dirigidos por el Tolo, hicieron un buen primer tiempo, pero en el complemento se dedicaron a defender y especular con el empate hasta el final, pero no aguantaron y el conjunto visitante se quedó sin el pan y sin la torta.
Es doloroso tener que decir que un grande como lo es Independiente, el máximo campeón de América, se haya tirado atrás para llevarse un punto de una cancha ajena cuando se deambuló por varios estadios para hacer la localía, pero lamentablemente la realidad es ésa y el presente peor aún.
El Rojo hace tiempo ya que no es aquel que salía a ganar todos los partidos, sea cual sea la cancha y sin importar perder de contraataque, aunque la mayoría de las veces eso no sucedía.
El partido del domingo fue una nueva muestra de la crisis que está atravesando el club: conformarse con un empate. Pero más todavía, la noticia en la semana sobre la venta de porcentajes de las futuras promesas de la institución como lo son Patricio Rodríguez, Federico Mancuello, Lucas Krupzsky y Sergio Vittor.
No sólo eso, sino que días atrás, los máximos dirigentes, en una reunión, habían anunciado que jamás venderían juveniles porque son el futuro y que tampoco iban a dejar hipotecar el club. Bueno, acá hay una prueba más de la seriedad con la que se maneja la dirigencia: Hicieron lo que quisieron y no les importó que Independiente en unos años sea hipotecado. Con situaciones así, va a haber que empezar a acostumbrarse a buscar empates, porque las máximas figuras del equipo van a estar en manos de grupos empresarios. Lamentable.