sábado, 8 de mayo de 2010

El camino


Lo recibieron de pie, con la ilusión de siempre, con la de repetir lo ocurrido en el 2002. Luego de repetidas decepciones, de años de andar errando por caminos que no conducían a ninguna parte sino a la degradación de nuestra riquísima historia, marcados por negligentes y sospechosas maniobras dirigenciales que, entre otras cosas nos llevan a jugar en un estadio a medio construir. Lo recibieron a él, aquél que nos hizo partícipes de largos festejos en Avellaneda y con la ilusión de que un gran camino se iniciaba. Sin embargo, duró poco, menos de lo pensado, pero de todas maneras ya se había sumado un logro importante a la inmensa historia del club: el 14º torneo local. No obstante, de allí en adelante, el camino fue sinuoso y con grandes imponderables en su largo recorrido, sin embargo, luego de transitarlo durante varios años, se volvió a ver una luz encendida a lo lejos, muy lejos, pero que continúa prendida que es lo más importante. Esa luz está cada vez más cerca, de hecho, semanas atrás se llegó a ver con claridad. El domingo, al doblar en una curva difícil, derrapamos, nos golpeamos duro, pero tenemos que levantarnos de inmediato y ponernos a andar, nuevamente de pie y con la frente bien alta. Adelante, que cada cada vez falta menos. Parecería que se alejó, pero la vista del ser humano no es perfecta y genera ilusiones de vez en cuando. De todos modos, hay que caminar largo y tendido para llegar cuanto antes y ver con mayor claridad la meta. Pero luego de pasar estas encrucijadas se observará nuevamente y con mejor visibilidad a aquella luz de la cual estamos pendientes en esta larga caminata. Claro está que no es un camino sencillo, para nada, todo lo contrario, pero como ha dicho el poeta Almafuerte: “no está muerto quien pelea”. No es momento para detenerse y sentarnos a un lado del camino a esperar, de nada sirve, y sería frustrante que nos alcanzaran, porque somos nosotros los que queremos llegar primeros a conocer esa tan ansiada luz que nos ilumina el recorrido. Para concretar el objetivo y para darle sombra a quienes siempre han estado detrás nuestro. La dirección es la correcta, es exactamente por la cual nos estamos dirigiendo, entonces no debemos tener temor a no encontrar la meta y menos si aún la vemos. Será cuestión de no cansarnos y apostar a encontrar lo que realmente buscamos: el fin de esta caminata.
Ojalá que Independiente siga por este camino, ya que es el único, no hay otro, no existen los atajos. Es hora de encarar hacia adelante y no parar hasta lograr el objetivo. Vamos por el lugar indicado, por eso necesitamos que Américo Gallego se quede y apueste a este equipo estas últimas dos fechas –y evite declaraciones desafortunadas-, para arrancar el campeonato que viene adelantados, por la mitad del camino, con una inestimable ventaja para llegar a la meta antes que el resto. Que así sea, depende de nosotros.