Sería interesante saber qué te están haciendo Independiente. Este presente que viene desde hace tiempo te duele a vos y ni que hablar a nosotros, los hinchas, tus seguidores, que ya estamos cansados de verte sufrir tanto y sin razón. Si no es porque ensucian tu nombre a cambio de unos billetes, es porque prefieren la noche antes que ese color rojo que lleva tu camiseta. Y a la hora de hablar de fútbol nos quedamos sin diálogo, sin palabras, ya que de ése deporte vemos poco y nada. El tema central es que siempre hay algún motivo para desmerecerte y a pesar de este malestar constante, seguís siendo el tercer grande y cómodo. ¿Por algo será, no? Si ganaste lo que ganaste y triunfaste en incontables países del mundo tenés más que merecido ese puesto en el que te encontrás hoy. Lo preocupante es que si seguís así, por culpa de los que te manejan y te usan para beneficio propio vamos a tener que jugar el clásico contra Laferrere o probablemente contra Racing en ese lugar que es palabra prohibida para vos y para todos los que vestimos alguna vez a la gloriosa roja. De hecho, no la conocemos en persona a diferencia de nuestro clásico barrial. Esto nos pega en el alma a todos los que no encontramos “manicomio para esta locura”, como dicen tus banderas, tampoco explicación alguna de lo que está pasando y que no mejora absolutamente nada con el correr del tiempo. De lo contrario, empeora.
No sólo es triste los que nos toca vivir como hinchas, también nos preocupa y nos obliga a buscar la solución que hasta el momento no apareció y el horizonte no es para nada claro.
Todos podemos tener problemas, enfermedades incurables, pérdidas de familiares, y no depende de nosotros, si no de el de arriba, pero que a Independiente lo estén matando lentamente depende de los dirigentes y de los jugadores; les aseguro que de nadie más. Yo me pregunto: ¿Tan difícil es terminar con ellos? Parecería que es imposible; el cuento de la buena pipa.
Estoy cansado, harto y dolorido de no poder ver levantarte, que equipos chicos hagan lo que quieran con vos, que el salir de “casa” sea un mundo de desconciertos y dudas, de problemas en todos los ámbitos, porque como si fuera poco… Los problemas también se están trasladando a la tribuna. No es raro, la gente ya no sabe cómo sacarse ese mal interior que tiene por verte sufrir así. Queremos verte reir de vuelta, como antes se te hacía costumbre. También queremos y exigimos que esa camiseta salga empapada de transpiración y si se perdió, de lo contrario; de lágrimas, pero por lo visto nunca las vamos a ver caer, porque no les importa mucho a los que la usan y nos representan en el campo de juego. Los que te representamos afuera te puedo jurar que la mojamos y demasiado.
Ahora es hora de sincerarse y decir que cualquier rival se nos vuelve difícil (pensar que antes Boca era el más fácil de todos, las estadísticas lo afirman: 98 años fueron hijos nuestros), sin embargo, hoy la historia es otra: es ir a ver cómo les dejamos tres puntos o cómo te los “quitan” de alguna que otra forma.
¡Dale Independiente! ¿Cuándo va a sonar ese despertador que parece no tener pilas? El día que suene te pido que sea sin pausas y sin escalas. Basta de esperar años y años para volver a dar una vuelta. 7 fueron lo máximo que estuvimos sin verte campeón. River 18, Boca 16, San Lorenzo 21 y Racing 35. ¿Hay que seguir demostrando por qué somos inmensos? Seguro que no, pero tampoco hay que dejar creer que nos gusta manchar la historia, porque por un puñado de jugadores que no la respetan no hay que meter a todos y menos que menos, al Rojo en la misma bolsa.
No sólo es triste los que nos toca vivir como hinchas, también nos preocupa y nos obliga a buscar la solución que hasta el momento no apareció y el horizonte no es para nada claro.
Todos podemos tener problemas, enfermedades incurables, pérdidas de familiares, y no depende de nosotros, si no de el de arriba, pero que a Independiente lo estén matando lentamente depende de los dirigentes y de los jugadores; les aseguro que de nadie más. Yo me pregunto: ¿Tan difícil es terminar con ellos? Parecería que es imposible; el cuento de la buena pipa.
Estoy cansado, harto y dolorido de no poder ver levantarte, que equipos chicos hagan lo que quieran con vos, que el salir de “casa” sea un mundo de desconciertos y dudas, de problemas en todos los ámbitos, porque como si fuera poco… Los problemas también se están trasladando a la tribuna. No es raro, la gente ya no sabe cómo sacarse ese mal interior que tiene por verte sufrir así. Queremos verte reir de vuelta, como antes se te hacía costumbre. También queremos y exigimos que esa camiseta salga empapada de transpiración y si se perdió, de lo contrario; de lágrimas, pero por lo visto nunca las vamos a ver caer, porque no les importa mucho a los que la usan y nos representan en el campo de juego. Los que te representamos afuera te puedo jurar que la mojamos y demasiado.
Ahora es hora de sincerarse y decir que cualquier rival se nos vuelve difícil (pensar que antes Boca era el más fácil de todos, las estadísticas lo afirman: 98 años fueron hijos nuestros), sin embargo, hoy la historia es otra: es ir a ver cómo les dejamos tres puntos o cómo te los “quitan” de alguna que otra forma.
¡Dale Independiente! ¿Cuándo va a sonar ese despertador que parece no tener pilas? El día que suene te pido que sea sin pausas y sin escalas. Basta de esperar años y años para volver a dar una vuelta. 7 fueron lo máximo que estuvimos sin verte campeón. River 18, Boca 16, San Lorenzo 21 y Racing 35. ¿Hay que seguir demostrando por qué somos inmensos? Seguro que no, pero tampoco hay que dejar creer que nos gusta manchar la historia, porque por un puñado de jugadores que no la respetan no hay que meter a todos y menos que menos, al Rojo en la misma bolsa.
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