Los dirigidos por Américo Rubén Gallego terminaron de completar lo que fue una inolvidable fiesta en el nuevo estadio de Independiente, el Libertadores de América, tras ganarle 3 a 2 con un gol de Andrés Silvera y dos de Ignacio Piatti al ex puntero Colón de Santa Fe, luego de 7 años, ya que la última vez había sido por el Apertura 2002, cuando se lo venció por 7 a 1. Más tarde, el Rojo se coronaría campeón de dicho certamen.
El último en anotar un gol en la “Doble Visera” había sido Federico González (hoy en el banco de suplentes) en aquella derrota del 8 de diciembre de 2006 por 2 a 1 ante Gimnasia y Esgrima de Jujuy que actualmente milita en el Nacional B. Hoy, el “Cuqui” Silvera fue el encargado de hacer el primer gol en la vuelta a casa.
Además, Independiente con este triunfo quedó a 3 puntos de la cima de la tabla que es liderada por tres equipos: el invicto Banfield, Newell’s y Estudiantes de La Plata; todos con 23 unidades.
A pesar de la ausencia del volante central, Walter Acevedo, que fue muy bien reemplazado por el “Chino” Vittor, el Rojo por momentos encontró su juego con pelota a ras del piso y demasiados toques que eran acompañados con el “Ole” de la hinchada que esperaba ansiosa el silbato final de Saúl Laverni para mantener despierto el sueño de ser campeón.
Minutos más tarde, así fue, el árbitro dio por terminado el cotejo y los de Avellaneda tuvieron doble festejo: el de la sufrida victoria luego del empate de Alfredo Ramírez a minutos del final, y el de volver a sentirse local tras tres años de idas y vueltas por otros estadios. No podía ser de otra manera. El miércoles por la noche fue toda alegría roja.
El último en anotar un gol en la “Doble Visera” había sido Federico González (hoy en el banco de suplentes) en aquella derrota del 8 de diciembre de 2006 por 2 a 1 ante Gimnasia y Esgrima de Jujuy que actualmente milita en el Nacional B. Hoy, el “Cuqui” Silvera fue el encargado de hacer el primer gol en la vuelta a casa.
Además, Independiente con este triunfo quedó a 3 puntos de la cima de la tabla que es liderada por tres equipos: el invicto Banfield, Newell’s y Estudiantes de La Plata; todos con 23 unidades.
A pesar de la ausencia del volante central, Walter Acevedo, que fue muy bien reemplazado por el “Chino” Vittor, el Rojo por momentos encontró su juego con pelota a ras del piso y demasiados toques que eran acompañados con el “Ole” de la hinchada que esperaba ansiosa el silbato final de Saúl Laverni para mantener despierto el sueño de ser campeón.
Minutos más tarde, así fue, el árbitro dio por terminado el cotejo y los de Avellaneda tuvieron doble festejo: el de la sufrida victoria luego del empate de Alfredo Ramírez a minutos del final, y el de volver a sentirse local tras tres años de idas y vueltas por otros estadios. No podía ser de otra manera. El miércoles por la noche fue toda alegría roja.