Eras el sueño que rondaba en mi cabeza, el anhelo de volverte a conquistar y verte posar otra vez en mi enriquecida vitrina, pero la mala racha y la peor fortuna, entre otras cosas, fueron determinantes e hicieron que ese imperioso deseo de volverte a tener se esfumara casi de inmediato. Para peor, sin ni siquiera con una cuota de anestesia mediante; fue un golpe directo a lo más profundo del alma. O al menos así lo siente el hincha de Independiente. No es cuestión de repartir culpas, de nada sirve, sino todo lo contrario, hay que remontar este bajón anímico para encarar lo que se aproxima que no es poco: el viernes hay una final frente a Godoy Cruz y el siguiente sábado es el clásico de Avellaneda. Dos buenas excusas para tornar esta malaria en positivismo.
Libertadores, el antojo de querer conquistarte por octava vez se postergó hasta nuevo aviso. Hoy la realidad es otra y hay que cambiar el "chip" y sumar en el torneo local para evitar disgustos a futuro. Independiente tiene las herramientas para hacerlo y deberá demostrarlo de cara a lo que se viene. La meta de los 30 puntos no es una utopía y se puede lograr.
Si bien, en lo anímico los jugadores no están de la mejor manera, un triunfo en el partido del viernes frente al "Tomba" podría calmar un poco las aguas, sin embargo la mente del hincha traiciona un poco y ya está pensando en el sábado 10 frente a Racing. Pero no hay que saltear pasos.
Tiempo de Copas ya habrá nuevamente, el 3 de agosto espera la Suruga Bank, en el mismo mes la Sudamericana (como defensor del título) y en septiembre la Recopa. Habrá que prepararse bien para dichos torneos y "resurgir nuevamente de las cenizas" para volver a desplegar esa mística inigualable que le dio la Copa Sudamericana a estos mismos jugadores y volver a replegar ese mote de "Rey de Copas" que tan bien le calza a Independiente. Que así sea.